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sábado, 10 de abril de 2010

CAPITULO 1. ATADO

Desde que comenzaran las grabaciones del videoclip, el líder sentía esa atracción salvaje hacia su amigo, es que era inevitable que su vista no se perdiera en ese cuerpo más hermoso que nunca, con sus brazos tan marcados, los pectorales tan definidos, ese corte en sus lacios cabellos oscuros, tan brillante y sedoso; ese porte cada día más maduro y su mirada tan sensual al hacer cada toma, así las hubiesen repetido una y mil veces antes de que el videoclip quedara perfecto.

Había sido una tortura para sus ojos observarle cada día que durara la realización del gran lanzamiento de su nuevo álbum “Mirotic”, esa palabra que sonaba tan excitante; además que era cierto que la letra contenía tanto, era una clara invitación a enamorarse de ellos, a caer seducidos por su encanto. Pero la idea no debería de haber sido que él cayera presa de las redes de su propia telaraña, perderse entre los pasadizos de su propio laberinto de emociones.

Deseando más que nunca poder poseer ese cuerpo que ya ha osado arrancarle suspiros y lo ha atrapado en sueños húmedos demasiado delirantes. Cómo evitar tener fantasías subidas de tono con un Jae atado a una improvisada pared rocosa, quedando a su entera disposición, limitándole la defensa, pudiendo obtener de él lo que anhela.

Pero... porqué dejarlo solo en fantasías... porqué no tener lo que desea...

- recuérdame porqué estamos en el set a estas horas de la noche, Yunho... – pidió un JaeJoong notoriamente intrigado, le había dado mala espina desde que su amigo le dijera que lo acompañara porque había olvidado algo. Desde cuándo olvida cosas si es el primero en decirles , además, qué apuro de ir siendo pasadas las once de la noche, podría haber esperado al siguiente día. Y para rematar, qué necesidad había de que lo acompañara, ni que se lo fueran a secuestrar en el camino, y el velador los conoce y les permitió fácilmente la entrada...- hay algo raro con Yunho... – pensó, no solo porque el moreno no le respondió, sino porque ahora se encontraban en esa sección del set donde él hiciera su solo del videoclip atado a esa pared de aspecto rocoso.

- aguarda aquí, ya vuelvo... – apenas le dijo cuando se perdió por un pasillo oscuro. Jae entonces se dio cuenta de que había poca luz en todo el lugar.

- cómo se supone que va a encontrar lo que olvidó si no prende las luces... – en cuanto esas palabras abandonaron su boca, sintió cómo cubrían sus ojos con algo, un trozo de tela suave. Se asustó de inmediato, hasta que...

- tranquilo, soy yo... – reconoció la voz del moreno en su oído, hablándole con un tono sensual que lo descolocó, sintió cómo el moreno ajustó suavemente aquella tela tras su nuca, sin hacerle daño.

- de qué se trata esto, Yunho... – cuestionó algo alterado, es que ahora sentía cómo su amigo lo conducía hasta recargarlo contra la pared, y de igual forma ató sus muñecas, flexionando sus brazos ligeramente a los lados (n/a como en el video pues n_n)... – qué haces... – volvió a preguntar, más asustado que nada.

- shh, no te haré daño, JaeBoo... – volvió a susurrarle, pasando lentamente sus manos por los brazos del mayor, acariciando su piel, había convencido a Jae de vestirse de la misma manera, con esa playera sin mangas y su pantalón oscuro.

- Yunho?... – lo llamó el mayor, moviendo su rostro hacia los lados como intentando ver, pero era imposible por la cinta que cubre sus ojos. Sentía las manos del moreno recorrer lentamente su cuerpo, acariciando con tacto suave la piel expuesta en su rostro, su cuello y sus brazos.

- Jae... Mirotic ha logrado su hechizo en mí... – comenzó a decirle, pasando sus manos ahora por debajo de la playera, palpando sus pectorales, delineando cada detalle en ellos... -

- eh?... – murmuró el mayor, comenzando a suspirar por las caricias que le eran entregadas, sin siquiera darse cuenta de que no protesta, de que lo disfruta.

- te deseo... – paseó sus dedos por los labios del mayor, sintiendo descargas eléctricas por todo su cuerpo, tal como le pasara a él... – estoy loco por ti... – tomó un paso más cerca de él, acercando sus labios a los del mayor, rozándolos apenas, sintiendo temblar a Jae y respingar con sorpresa por su acción.

- qué... qué significa esto, Yunho... – aunque parecía más que claro que lo que el líder deseaba era poseerlo, el mayor esperaba que fuera algo más que simple deseo carnal, no pensando tampoco en sus propios sentimientos, simplemente se ha sentido bien a lado del moreno siempre... -

- que, estoy enamorado de ti, Boo... – retiró la cinta de los ojos del chico, mirándolo con deseo, en el fondo de esa necesidad carnal, un sentimiento brillando en sus oscuros ojos... -

- Yunho... – el mayor hizo el amago de acercar una de sus manos para acariciar la mejilla del menor de los dos, pero la soga que lo mantenía atado se lo impidió... – suéltame, Yunho... – el moreno negó con la cabeza...

- eres mi esclavo... – le dijo con una sonrisa lasciva, fuego puro ardiendo en su mirar.

- per... – sus labios fueron atacados por los del moreno, besándolos con desespero, con ansia, reclamando la entraba en su boca, misma que se le permitió sin mucho rodeo.

Sus lenguas se encontraron para entrelazarse con fogosidad, músculos vivos que luchaban por dominar la acción, por exponer con sus embestidas y enredos la pasión latente en sus cuerpos. Las manos del moreno tomaron a Jae por la nuca, profundizando salvajemente ese apasionado beso, cortándoles la respiración más rápido de lo que esperaban. Se separaron con la respiración descontrolada, sus rostros cubiertos de un tono rojizo producto de la excitación y el propio sentimiento que ambos estaban aceptando en esos momentos.

Sin más palabras de por medio, el moreno coló sus manos otra vez bajo la playera del mayor, arrancándole gemidos suaves que poco a poco irían aumentando en intensidad. Besando su cuello, lamiendo su blanca piel, disfrutando de su sabor, de su aroma.

Jae hacía intentos instintivos por mover sus manos, pero cada vez se veían frustrados por las molestas sogas que lo mantenían prisionero y a disposición de su “dueño”.

Dada su posición, también se volvió imposible retirar la playera por sobre la cabeza del mayor, así que, en un arranque demasiado salvaje y erótico, el moreno la rasgó de un tirón, dejando así al descubierto el pecho tan marcado de su Boo, todo el ejercicio había hecho de su cuerpo un monumento a la sensualidad masculina.

- Yunho, quítate la playera, por favor... – es que el mayor también quería deleitarse con la figura de su amante, pero estaba decidido a seguir atado, ver hasta dónde sería capaz de llegar el moreno manteniéndolo como su esclavo.

El líder sonrió con picardía, se sacó la playera y después se pegó al cuerpo de Jae, el contacto piel contra piel los hizo gemir, mientras compartían más besos y las manos del moreno seguían su camino de caricias por el pecho y la espalda del mayor. Callando los gemidos más roncos con sus besos, disfrutando del erizar de la piel blanca contrastando con la suya de un tono más bronceado. Comenzando a perlar sus cuerpos en sudor, delirante reflejo del calor que se incrementaba en ambos.

De un momento a otro sus manos se deshicieron del pantalón y la ropa interior del mayor, dejando expuesta su desnudez total, admirando su miembro ya erecto, avergonzando a Jae por saberse observado de esa forma tan lujuriosa por parte de su amante. Inconscientemente volvió a intentar mover sus manos, por su mente había pasado la idea de cubrirse, pero no solo quedó en el olvido cuando sus manos continuaron atadas a la pared, sino también cuando las manos del moreno fueron a parar a su erección masajeándola suavemente, arrancando más gemidos de su garganta.

- mmhhh... aahhh, así, Yunnie... mmhhh... – el mayor cerró los ojos rendido a las oleadas de placer que viajaban por todo su cuerpo.

- te gusta, Jae... – le habló al oído, esa voz sensual resonando en sus tímpanos. Una de sus manos acelerando el ritmo, la otra tocando otros lugares de su cuerpo, dedicando especial atención en su trasero.

- mmhhh, sí... – Jae se mordió el labio inferior para callar un grito que luchaba por escapar de su garganta, gimió más fuerte cuando la erección de su amante comenzó a rozarse con la propia... – ah, dios, Yunnie...

- aahhh, Jae... mmhhh... esto es... excitante... – articuló entre gemidos el moreno, ahora masturbándose a sí mismo, aunque su erección solo salía de entre su ropa interior y el pantalón, a la par que masturbaba a su amante, separándose de su cuerpo lo suficiente para poder llevar a cabo esa delirante actividad...

- aahhh, sí... si me sueltas, pue, mmhhh, puedo hacerlo por ti... – el mayor vio esa escena y deseó enormemente que fueran sus manos las que dieran tremendo placer al moreno.

- mmhhh, no... aún no... – Yunho dejó su miembro, se arrodilló frente a Jae y metió su palpitante erección en su boca...

- mmhhh... aahhh, así, Yunnie... más... rápido... – dejando de lado todo pudor, el mayor se entregó por completo a los deseos de su “dueño”, sintiendo sus piernas flaquear de placer.

Sentir la lengua de Yunho acariciando toda su extensión, lamiéndolo como a su dulce favorito, besando con lujuria, dándole especial atención a la punta, succionando fuerte de ella cuando subía, llenándose la boca cuando bajaba, sintiendo que llegaba hasta el fondo tocando su garganta. Era como flotar en el viento, era una sensación deliciosa de libertad, de estar libre de ataduras, de poder sentir sin límites, sin preocupaciones, solo disfrutando de esa delirante pasión. Sintió que una oleada de calor se concentraba en su bajo vientre, miles de impulsos eléctricos viajando por su cuerpo, preparándose para el momento final... gimió con fuerza cuando ese calor se liberó a través de su esencia, su cuerpo temblando por el orgasmo, Yunho tragando todo, limpiándole con su lengua, saboreando su semilla como si fuera su postre favorito.

- sabes delicioso... – le dijo antes de volverlo a besar con desenfreno... – quiero terminar, Jae... – al mayor le quedó claro a lo que se refería cuando el moreno se deshizo de una vez de sus pantalones, quedando completamente desnudo ante él, después puso ante su boca tres de sus dedos. Sin pensarlo, porque deseaba tanto como él que terminara con ese acto, atrapó esos dedos entre sus labios, humedeciéndolos sensualmente, mirando con picardía a su amante, que gemía suave por la forma en que acariciaba con su lengua sus dedos apresados en su cavidad.

- más te vale que lo disfrute, porque se que duele al principio... – advirtió con sonrisa lasciva el mayor, liberando los dedos de su amante.

Yunho se colocó en medio de las piernas de Jae, bajó su mano hasta la entrada del mayor y comenzó a dilatarla, metiendo lentamente primero un dedo, haciendo círculos para lograr su objetivo más rápido y menos doloroso. Jae gesticuló con incomodidad al principio, el dolor era casi insoportable, algunas lágrimas bajaron por sus mejillas, el moreno las besó despacio, mientras besaba a su amante con dulzura y dejaba que sus labios viajaran hasta su oído para susurrarle palabras de seguridad y amor. Pronto agregó un segundo dedo, sintió que su amante respingó pero sus gemidos ya no eran solo de dolor, había placer mezclado en ellos. Un momento después el tercer dedo se unió a los otros, ahora entraban y salían con mayor facilidad, cuando vio que su amante gemía solo de placer, retiró sus dedos, tomó las piernas del mayor y las colocó a cada lado de su cintura, inmediatamente Jae las enroscó celosamente, ambos respirando agitadamente porque la erección de Yunho quedó lista en su entrada.

El moreno comenzó a introducirse despacio, agarrando con fuerza las caderas del mayor, gimiendo a su par. Es un pasaje estrecho pero que lo llena de placer, apretando con sus paredes su miembro. Casi toda su erección estaba dentro de Jae, esperó unos instantes a que se acostumbrara a su intromisión.

- estoy listo... – le susurró el mayor, deseoso de sentir las embestidas contra su cuerpo.

Mismas que no se hicieron esperar, porque apenas salieran las palabras de su boca, el moreno ya estaba embistiéndolo, despacio, lento, buscando el vaivén adecuado para que ambos sintieran el mismo placer.

Poco a poco los gemidos se hicieron más roncos y prolongados, algunas palabras sueltas se escuchaban entre suspiros y gritos , incluyendo sus nombres dichos una y otra vez con éxtasis. Las oleadas de placer recorriéndolos incesantemente, cada vez más delirante conforme Yunho llegaba más profundo en su interior y sus caderas chocaban con cadencia, el calor de sus cuerpos a tope, sus pieles completamente cubiertas de sudor brillante con la poca luz que iluminaba aquella habitación.

El moreno tomó nuevamente el miembro de su amante, que respondió rápidamente a sus caricias a pesar de haber tenido un orgasmo apenas hace unos instantes. Inconscientemente el mayor seguía haciendo intentos por usar sus manos, quería abrazarse al cuerpo de Yunho y pegarse más a él, pero nuevamente sus intentos eran frustrados por las sogas que lo ataban, así que solo podía gemir sin parar, sentir cómo su cuerpo es aplastado contra la pared cada que el moreno le embiste con más fuerza, rapidez y profundidad.

Después de algunos minutos en que las estocadas eran más delirantes y anulaba todos sus sentidos dejándoles solo el poder de sentir placer, el orgasmo los inundó una vez más, repartiendo temblores deliciosos por sus cuerpos.

Jae aflojó el agarre de sus piernas en la cintura de Yunho, dejando otra vez sus pies sobre el suelo, respirando trabajosamente aún, temblando suavemente, disfrutando como su amante del placer que ocupa sus cuerpos.

- me soltarás ahora?... – cuestionó con ternura y un dejo de erotismo en su voz.

- sí... – correspondió el moreno, deshizo los nudos de las sogas y se sintió culpable cuando vio unas marcas rojizas alrededor de las muñecas de su Boo, mismas que se había ocasionado cada que intentó moverse para usar sus manos... – JaeBoo, lo siento... – jamás se perdonaría haberlo lastimado, aunque fuera levemente, en su desenfrenado deseo de poseerlo.

- yo no, ha sido maravilloso caer seducido por Mirotic... – libre por fin de usar sus manos, el mayor tomó al moreno por la nuca y lo besó profundamente largo rato, hasta que el oxígeno los obligó a separarse. Sus cuerpos aun desnudos tocándose otra vez, las manos del líder se enroscaron en la cintura del mayor, mientras las de este estaban alrededor de su cuello... - no te dio pendiente que alguien nos fuera a encontrar en plena faena?

- no... – le dio un suave beso... – lo planeé, nadie iba a venir, ni vendrá en las próximas dos horas... – agregó con una sonrisa por demás lujuriosa.

- perfecto... ahora tú serás mi esclavo... – antes de que pudiera reaccionar, el moreno ya se encontraba atado en el lugar que antes ocupara el mayor.

SIGUIENTE

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