Cuando Kohei volvió al departamento, su novio no le esperaba en la sala como solía hacer. Tampoco estaba en la cocina, ni en la recámara, ni en el baño. Y ya era de noche.
- dónde se habrá metido?... – preocupado, marcó al móvil del menor, pero apenas comenzó a escucharse el tono al otro lado de la línea, Min abrió la puerta del departamento, en tanto sacaba el móvil de su bolsillo.
- solo salí a la tienda por una lata de crema batida... – mirándolo con seriedad, el menor le informó al ver la cara de susto que tenía su pareja.
- y no pudiste esperar a que llegara, no me gusta que salgas solo, y menos tarde, y si te mareas? O algo... -
- como si te importara... – sí, el menor estaba molesto porque no fue esa tarde con él... aunque en realidad lo que le molestaba era esa idea que se había hecho en su cabecita de que Keanu y Kohei tuvieran algo a sus espaldas.
- oye, sabes perfectamente que claro que me importa... – indignado, el bailarín lo siguió a la cocina... – si no vine esta tarde fue porque... – suspiro frustrado... - Min, no puedo dejar el trabajo cada que te entren ganas... -
- porque seguro tienes con quién satisfacerlas estando Keanu por ahí, no?... – espetó como auténtica embarazada histérica. Su novio abrió los ojos de par en par ante esa exclamación. Y no pudo evitar quedarse callado, procesando esas palabras, no solo era que Min estuviera celoso, era que él en verdad se estaba creyendo que lo engañaba!.. – quedándote callado con esa cara de sorpresa, solo me hace comprobar que así es...
- estoy cansándome de esto, Min... – atinó a decir. Dejó caer los brazos a sus costados, una mirada de desilusión en sus ojos. El menor se le quedó viendo con más molestia que nada.
- así es como empieza, no? Dirás que te cansas de mí, que no soportas que diga cosas que supuestamente no son ciertas...
- porque no lo son... – interrumpió, alzando un poco la voz, sintiendo desesperación ante la situación, cómo podía hacer entender a su pareja que no le engaña, que no le ha demostrado suficiente su amor?... – Min, no sé de dónde te sacas esas ideas, si fue porque Keanu se apareció cuando hablábamos esta tarde, solo fue a avisarme que el ensayo se retomaba, ni siquiera platico con él...
- y porqué tuvo que ir él, eres un bailarín no alguien del grupo, hubiera ido cualquier otro a llamarte, porqué tenía que ser Keanu!... – alzando más la voz, cosa que no le gustó en absoluto a su novio porque alterarse no es bueno en su estado, el menor se llevó una cucharada de crema batida a la boca, como si con ese dulce pretendiera calmar ese fuego de impotencia que se le ha asentado tan violentamente en el vientre...
- por dios, Min, tranquilízate, por favor, te hará daño enfadarte por nada...
- no me estoy enfadando por nada, o es que acaso consideras que esto es nada, si tú... tú y él... – dejó el bote de crema en la encimera, mientras gruesas lágrimas de frustración corrían por sus mejillas.
- yo y él, nada, eso no existe Min... – el bailarín lo rodeó con sus brazos, le partía el alma ver así a su novio, pero más le dolía ser el causante de ello, aunque todo lo que dijera fueran más que tonterías.
- siento que me estoy volviendo loco, Kohei... - el menor le rodeó la cintura, apoyando su mentón en el hombro de su pareja, que le acariciaba la espalda con ternura... – pienso tantas idioteces, y cuando pasa en verdad me la creo, a pesar de que se que me amas, que te amo, que vamos a tener un hijo... es solo, que no puedo controlarlo, es como si no fuera yo...
- tranquilo... – ahora le acariciaba el cabello, sintiendo cómo su hombro se humedecía con el llanto que aún brotaba de los ojos de su amado... – debe ser por los cambios hormonales... – o eso querían creer ambos, para explicarse esos repentinos celos enfermizos del menor... -
- pero si sigo así, terminaré por lograr que te hartes de mí...
- eso nunca... – el bailarín apartó un poco a su novio, para ver su rostro y poder limpiar con sus dedos, en primer lugar, esas lágrimas que dejaban un camino húmedo por sus mejillas... – ya no digas esas cosas, Min, te amo, hoy y siempre, aunque me descoloque cada que pienses mal de mí, perdóname si no puedo venir a ti cada que me lo pides... - y en segundo lugar, besar sus labios tiernamente, no importa si cada segundo tiene que hacer eso, no importa si cada día tiene que aguantar sus escenas de celos infundados, él estará siempre ahí para recordárselo.
El menor recibió con gusto ese beso lento, sintiendo cómo ese fuego en su interior se calmaba y toda sensación de desasosiego era reemplazada por su amor, por su ternura, por su incondicional compañía.
.....................
- no podré contener por demasiado tiempo a Hera y sus hijos, Démeter, tienes que proteger a esos pequeños a como de lugar... – el dios de dioses, dominante en los cielos y gran Señor del Olimpo, estaba de pie junto a su hermana, ambos fuera de los dominios del Olimpo, en la isla Delos, ahí donde Apolo naciera cuando Hera desterrara a Leto de cualquier ciudad o mar en la Tierra.
- entonces es verdad, Eris y Ares han dejado caer sus maldiciones sobre los mortales... – la diosa de la fertilidad miró el rostro ensombrecido de su hermano, notando también su estado de cansancio, visiblemente debilitado... – Hera sabe de los niños, no? Del poder que tendrán cuando crezcan...
- y no se arriesgará a que lleguen a tal edad, he conseguido ocultar para los dioses del olimpo la divinidad de esos cinco pequeños, pero cuanto más usen sus poderes, más débil se irá haciendo mi barrera...
- y te consumirás con ella, no?... – silencio... – por eso Anteros se unió a Eros, si los padres de esos niños se separan, o están mal de cualquier manera, sus hijos lo sentirán e intentarán remediarlo, usarán sus virtudes... pero al mismo tiempo podrían debilitarse si su fuente de amor se rompe... no vi eso antes...
- Hera tampoco, ni el mismo Ares. Anteros fue a la Tierra solo a divertirse, no tienen idea de lo que pueden causar, y será mejor no advertir nada, dejar que las cosas sigan su curso, y esperar porque los humanos sean más fuertes que nosotros mismos...
.......................
Jun Ho estaba sorprendido de la cantidad de trabajo que estaban teniendo desde hace un par de semanas, era algo extraño, y solía decirse a sí mismo que era como si la discordia hubiera sido derramada sobre aquellos que procesaban por sus crímenes. Le consolaba de alguna manera el hecho de conseguir ganar en la mayoría de los casos, exceptuando aquellos que por su condición política o económica escapaban de la justicia que sabe de justa tiene más poco de lo que debiera.
Y se sentía fuera de lugar en ese local ahora, donde todos festejaban una victoria más, como si eso fuera importante, hace menos de una semana se les había escapado de las manos un pez gordo, uno más de los que en verdad quiere poner tras las rejas. Bebía de su cerveza con más molestia que alegría, le fastidiaba el olor a tabaco que había cubierto el bar y se sentía asqueado de estar ahí. Así que mejor optó por retirarse, a pesar de la insistencia de su jefe de quedarse.
- estoy cansado, mejor vuelvo a casa... – pagó su cuenta, mirando cómo todos a su alrededor reían a carcajada abierta como si en verdad hubiera algo que celebrar. Decidió ir al baño antes de irse para lavarse la cara.
Pero no se dio cuenta de que cierto personaje le siguió de cerca. Mientras mojaba su rostro, ligeramente inclinado sobre el lavabo, con el agua fría escuchó que alguien entraba, pero, para qué iba a poner atención si es un baño público. Dejó que el agua que echó sobre su rostro despejara un poco su mente de todo lo que tiene que enterarse en el trabajo. Ser abogado no es sencillo, ve, escucha, lee, observa, tanto mal, tanto dolor, que no quiere llevarse eso consigo, siempre espabila antes de volver con su novio, para poder mostrarle su sonrisa, su humor sarcástico y darle ese primer beso que le entrega al poderlo abrazar un día más. Eso, a su manera, es romántico, no?
Le llegó un aroma familiar, un perfume varonil que lo envolvió rápidamente en una nube de candor que emergió desde su estómago. Levantó el rostro en busca de la persona que llevaba aquélla fragancia, y pudo ver a través del espejo, tras de sí, a...
- Min?... – pero no, esa sonrisa no era ni parecida a la del menor, además, no lleva ese pequeño bulto en la tripa... – Keanu...
- me hubiera ido de espaldas sino corregías tu equivocación inicial... - ... – te vas ya?
- eh... sí, solo me... refrescaba un poco... – de repente muy nervioso con la presencia del causante de la última casi discusión con su pareja, el gemelo tomó una toalla de papel para limpiarse las manos y retirarse de ahí... antes de dejarse llevar por esa sensación que no sabe de dónde o porqué, le quema la razón.
- te refrescabas?... – Anteros le cerró el paso cuando el gemelo hizo el amago de retirarse... – es que acaso tenías calor... – con el sigilo propio de un felino (n/a no hablo de mí, ok, jaja) acechando a su presa, el chico se acercaba al gemelo.
- no dije eso... -
- porqué te me corres, no te voy a morder, sabes... a menos que me lo pidas... – el gemelo chocó con la pared, sintiéndose una auténtica presa acorralada, esa forma de ser mirado lo tenía idiotizado, le estaba temblando el cuerpo con Keanu, con esa forma tan seductora de hablar, con ese sensual porte, con esos labios sonriéndole de medio lado, el cabello desordenado y la camisa desabrochada hasta medio pecho.
- no... – se atragantó cuando el chico bajó su rostro hasta su cuello y sopló sobre él, erizándole el vello de la nuca. Toda palabra quedó olvidada en su garganta, se le habían nublado los sentidos y la sangre le ardía de deseo.
- no... qué?... – Anteros llevó una de sus manos a la cintura del gemelo, pegándose lentamente a su cuerpo, pegando sus caderas a las del otro con premura.
Pero Jun Ho no fue capaz de decir una sola palabra, su erección había despertado con ese solo contacto... y de la nada había recordado aquella vez...
- pídemelo... y cumpliré tu deseo reprimido... – le susurró al oído, hechizándolo con su voz, era como si no pudiera controlarse a sí mismo... y solo unas palabras salieron de sus labios...
- tómame, Min... – mismas que seguro después querría no haber dicho nunca, mismas... que podrían destruir su felicidad con su novio, a quien en ese momento no recordaba.
Anteros sonrió satisfecho. Adoraba esa habilidad suya de encender pasiones de antaño, deseos inconclusos como ése, que le daba la oportunidad de divertirse a costa de un mortal más, de liberar toda esa pasión que es su propia condición divina. Sintiéndose libre de sentir placer, cuando se lo pedían tan voluntariamente, sin que él tuviera que hacer nada más que ser él mismo.
Comenzó a besarlo con paciencia, disfrutando de esa forma de ser correspondido que encendía su propia llama, enredando su lengua con lujuria a la amante que habita en la boca del otro.
Despojó al gemelo de su ropa con lentitud, disfrutando del brillo de deseo en los ojos de éste, que cada que los dedos del chico acariciaban su piel al desabotonar su camisa lo hacía suspirar más descontrolado, más deseoso de que lo tomara de una vez. Anteros deslizó la camisa por sus hombros, la retiró de ese cuerpo y la dejó sobre una de las puertas del baño a su lado. Después permitió que Jun Ho le quitara la camisa a él, notoriamente más ansioso puesto que no reparó siquiera en desabotonarla, arrancándosela de un tirón en tanto atacaba su boca con urgencia, acariciándole la espalda, revolviéndole más el cabello.
Anteros lo empujó otra vez contra la pared, para quitarle los pantalones y la ropa interior, el gemelo no se quedó atrás y consiguió dejarlo en la desnudes también. Se abrazó a él cuando lo levantó en vilo y lo sentó sobre la encimera del lavabo, sin dejar de besarse, dejándose acariciar a diestra y siniestra, gimiendo cada vez más fuerte, más rápido y más errático al ritmo de su respiración.
Sintió más calor cuando la mano de su amante le tomó el miembro y comenzó a bombear de él, el gemelo se arqueó haciendo su cuerpo hacia atrás, pegándose al espejo tras de sí, ese que se encontraba empañado por el calor que emanaba de sus cuerpos. Keanu aprovechaba para lamer sus pezones y besar su pecho, mientras que con la otra mano dilataba su entrada para poseerlo.
El gemelo estaba sumergido en esa encendida sensación de placer, no se daba cuenta siquiera de lo que pasaba. De un momento a otro sintió las fuertes embestidas de su amante que lo llevaban más cerca de la locura. Gimiendo más ronco, arañando con sus manos los hombros de Keanu, pegándose a él, dejando su propia erección entre sus cuerpos, disfrutando de una forma salvajemente lujuriosa como nunca antes.
Sintió ese calor concentrándose en su bajo vientre, unos instantes después sintió la caliente esencia del chico en su interior, y enseguida su torso se bañó con su semilla, mojando también el vientre de su amante.
Justo cuando Anteros salió de su interior y se separó para comenzar a vestirse, después de haber limpiado con una toalla húmeda los restos de semilla en su miembro y torso; el gemelo pareció recobrar la razón. Miró espantado su condición, sentado sobre la encimera del lavabo de un baño público de un bar, desnudo, con el torso manchado de su semilla y su interior invadida por la de alguien que no era su Ji Yong.
Se sintió entonces peor que aquello con lo que se topaba a diario en la Corte. Se vistió de prisa, sin siquiera limpiarse o voltear a ver a Keanu, quería llorar, gritar, morirse... acababa de engañar a su novio?! Cómo pudo hacer tal bajeza... si él lo ama... si esperan un hijo fruto de su amor.
Keanu había vuelto a ser Eros en cuanto el gemelo sintió toda esa culpa, porque era motivada por un sentimiento verdadero, profundo, sincero... pero nada podía hacer ya para reparar el daño que había hecho.
El gemelo salió casi corriendo de aquel lugar. Cómo podría ahora siquiera volver a su departamento. Cómo podría ver a los ojos a su novio.
...................
Ji Yong escuchó el timbre del departamento... y se extrañó. Era obvio que no se trataba de su novio, él tiene su propia llave, los chicos no podían ser, le hubieran avisado antes que le visitarían. Así que solo optó por atender a quien quiera que fuera que se había presentado en su departamento esa noche.
- Kwan!!... – el chico de ojos claros estaba de pie ante él, con semblante serio, no molesto o deprimente, solo... como si no supiera del todo porqué estaba ahí.
- hola... – atinó a decir con voz amortiguada por los nervios. Porque sí, estaba nervioso.
Que cómo había dado con nuestro querido chico raro? Bueno, siendo uno de los empresarios más importantes del mundo de los negocios en Corea (que si creían que se iba a conformar con ser productor ejecutivo en la compañía, estaban tan equivocadas como yo), inteligente por naturaleza (recuerden que junto a Ji Yong, era uno de los chicos más inteligentes de la Universidad) y con muchos favores que cobrar por aquí y por allá. Fue realmente fácil dar con él, lo que no esperaba era enterarse de que vivía con Jun Ho. Eso... le hizo sentir dos cosas opuestas. Felicidad porque significaba que el gusto por su propio sexo no había sido solo cuestión de adolescencia, y eso de alguna forma le daba esperanzas, cierto?... Celos, porque según supo, llevan años viviendo juntos, lo que los convierte en una pareja estable, donde él tal vez no tenga oportunidad, pero... acaso quiere una? En verdad quiere algo con Ji Yong? Por eso está ahí, temblando como adolescente de nervios, de ansiedad.
- qué es lo que quieres aquí?... – el chico raro cuestionó con ligera molestia en su tono de voz. No podía ser que cada que su vida marcha mejor que nunca, ese sujeto se aparezca. Era acaso que su Karma no era bueno, o porqué es que los dioses no le permitían ser simplemente feliz alejándolo de su vida para siempre.
- yo... no vine a incomodarte... en realidad yo... -
- cualquier cosa que tengas que decir no me interesa escucharla... – el chico raro cerró la puerta sin miramiento alguno. No quería... no quería volver a dar siquiera espacio para la duda, no quería tener que volver a luchar con su pasado... cuando siente que lo ha dejado ahí donde pertenece: en el olvido.
- Ji Yong... no se lo que quiero... solo se que no puedo dejar de pensar en ti... jamás he podido por más que he intentado... – sus palabras solo encontraron un interlocutor... la puerta inerte del departamento de quien ahora sabe, es el único amor de su vida... – lo siento... – con un nudo en la garganta y un vacío en el estómago que nunca antes había experimentado, el chico de ojos claros giró sobre su propio eje para marcharse de ahí. No debió venir en primer lugar. Había sido una estupidez hacerlo. Caminó hasta el ascensor, pulsó el botón y esperó a que las puertas se abrieran y lo pudieran llevar lejos para nunca volver... tal vez nunca volver.
Al mismo tiempo en que él entró al ascensor, el de a lado dejó sus puertas abrir para dar paso al gemelo, que con la vista perdida se encaminó a su departamento. Ninguno fue consciente de la presencia del otro, no se vieron, pero ambos sufrían por haber lastimado a la misma persona... a pesar de amarlo más que a nada en el mundo.
Ji Yong escuchó la puerta abrirse, sabía que era su novio, así que de solo saberlo el rostro se le iluminó... pero se puso serio en cuanto lo vio... se veía tan... ausente, triste, decepcionado.
- Jun Ho, amor, pasó algo en el trabajo... – tan inocente como siempre, el chico raro se acercó a su pareja para abrazarle y darle su apoyo en cualquier cosa que hubiera pasado y lo tuviera así. Cuando el gemelo sintió los cálidos brazos de su novio alrededor de su cuerpo, se tensó... – qué tienes?
- na... nada... – apartó con delicadeza a su pareja, tratando de sonreír para no preocuparlo, pero... cómo podía ser tan ruin, cómo podía haber vuelto a su lado después de lo que acababa de hacer. De solo recordarlo quería que la tierra se abriera y lo tragara llevándoselo al mismo infierno que es donde su alma corrompida por la lujuria debe estar.... – estoy cansado, eso es todo... -
- cena entonces, para que te acuestes a dormir, mañana será un mejor día, ya verás... – sonriéndole como solo él lo hace, el chico raro trató de transmitirle un poco de su alegría, para aligerar esa carga que lo tenía visiblemente angustiado.
- no tengo hambre, gracias... – comenzó a caminar lejos de él, tratando de no llorar, de no gritar... de no decirle lo falso que era al volver a su lado esa noche... – mejor me ducharé para dormir, vale?
- está bien... -
Jun Ho se encerró en la ducha por cerca de media hora, dejando que el agua fría que resbalaba por su desnudo cuerpo se lleve entre sus finos hilos transparentes la esencia de aquel que había marcado su cuerpo. Se sentía sucio, impuro, inmerecedor de las sonrisas de su novio , de su preocupación... de ese pequeño ser que crece en el vientre de su pareja.
Talló su cuerpo casi con violencia, dejando algunas partes de su cuerpo irritadas por la fricción. Pero aún así, el dolor de haber engañado a su novio, la decepción de sí mismo, era mucho más fuerte que cualquier herida que pudiera haber causado en su piel, cosa que tampoco sucedió. Se vistió con el pijama y se fue derecho a la cama, donde Ji Yong ya le esperaba metido en las cobijas.
Realmente no quería dormir a su lado, pero si le dejaba solo ahora, lograría preocuparlo... e incluso que sospechara de él, y no quería... no quería ninguna de esas dos cosas. Se acostó a su lado, como todas las noches, el chico raro le abrazó de inmediato, recostando su cabeza en su pecho.
- buenas noches, Jun Ho... te amo... – alcanzó los labios de su pareja y dejó sobre ellos un suave beso.
El gemelo se sintió aun peor, y eso que pensaba que era imposible. Su pareja acababa de decirle las dos palabras más hermosas del mundo, pero que en ese momento fueron como puñales clavándose en su corazón, le dolían... le dolía saber que él también las sentía por su novio, pero que no había sido suficiente para no meterse con Keanu... pensando que era Min.
...................
Junsu y Yoochun habían salido al parque a pasear con sus hijos, llevaron a Shadow consigo, que por nada del mundo ese perro se pierde la oportunidad de salir. Además, EunBi y Yang Su-Chun tampoco lo dejaban en casa cuando se trataba de salir al Parque. Es que era súper divertido correr tras él, lanzarle trozos de ramas para que se las llevara de regreso, hacer burbujas y ver cómo saltaba intentando comérselas, entre muchas otras cosas. Y el YooSu era feliz con esas tardes, disfrutando de sus peques, de las locuras que les daba por hacer, de las risas mientras corrían de un lado a otro... hasta de las pequeñas lágrimas que escapaban cuando se raspaban una rodilla al caer.
Aunque claro, había que ser tolerantes con todas esas muchachitas y señoras que se acercaban a pedirles autógrafo o una foto con sus niños. Eso era lo único que les inquietaba un poco, aunque generalmente sus fans eran respetuosas y les dejaban a solas, claro que, sin dejar de tomar una foto o video a la distancia de la feliz pareja con sus hijos. Nada oficial, pero que sigue alimentando la mente de sus seguidoras. Por eso, comúnmente hacen esos recorridos todos juntos, raro es el día que lo hacen en parejas, como hoy.
.....................
El JaeHo por su parte, había decidido quedarse en casa, Neul Jade había insistido en aprender a hacer Ddeok (dulces de arroz) y terminaron tratando de cocinar los cinco, el postre quedó delicioso, aunque la cocina hecha un desastre como siempre que sus hijos y novio decidían hacer de aquello una habitación de juegos. Pero eso sí, Jae no los dejó ir hasta que entre los cinco dejaron la cocina limpia, limpia. Bueno, más entre él y Yunho, que los niños salieron corriendo aprovechando la distracción de umma cuando appa le besó la mejilla.
- eres un padre consentidor, mira que distraerme para que se fueran... – el castaño oscuro fingió molestia, volteándole la cara cuando éste le hablaba, aparentemente ignorándolo.
- pero, mi vida, cariño, amorcito... – el moreno le hacía pucheritos a su novio, sus manos y las de su novio metidas en el agua (que están lavando los trastos)... – Boo, te he dicho que te amo?
- no hoy... – el mayor lo volteó a ver con una sonrisa. Le encantaba que fuera así de tierno, de romántico y de juguetón con sus trillizos, lo adoraba por ser siempre tan especial, tan abierto.
- Te Amo, JaeBoo... – se encontraron en un dulce beso...
- umma ama a appa; appa ama a umma... – empezaron a canturrear los trillizos, dando saltitos alrededor de ellos.
- vamos, a bañarse, que están llenos de harina y no sé que tanto más... – el moreno tomó a los varones cargándolos a ambos, antes de que fueran a salir corriendo otra vez. Jae tomó de la manita a su hija, los cinco rumbo a la ducha.
Una hora después los trillizos habían caído rendidos durmiendo la siesta. Su novio se veía más hermoso y tierno acostado en una de las camas de sus trillizos, ya que eran más pequeñas por ser para niño. Aún así, no lo dejaron ir hasta que se quedaran dormidos, lo que pasó fue que ellos terminaron arrullándolo a él porque le acariciaban el cabello, y con lo cansado que está, calló en los brazos de Morfeo casi al mismo tiempo que sus pequeños. Tenía a la pequeña Jade recostada en su pecho, Sun Ho y Bae Jong, cada uno recostado a su lado, dejando su cabecita sobre uno de sus brazos.
- los amo... – besó la mejilla de cada uno de sus trillizos, y suavemente los labios de su Boo, viendo cómo sonreía entre sueños por su caricia.
Cerró con cuidado la puerta y se encaminó a su habitación, aprovecharía para echarle una mano a su novio con la ropa limpia que estaba sin doblar. En eso estaba cuando su novio apareció en la puerta, cerrándola despacio mientras le dejaba ver una sonrisa lasciva.
- no estabas profundamente dormido?... – entre divertido y sorprendido por la presencia de su Boo, el moreno siguió acomodando la ropa en los cajones.
- no del todo... – el castaño oscuro le robó un beso apasionado, dejándolo atontado.
- Jae, tienes ganas?... – el castaño oscuro asintió, mientras se sacaba la playera por encima de la cabeza... – pero... los niños, no podemos... – el mayor le sacó la playera, mordiéndose el labio inferior, acariciando su pecho con sensualidad.
- prometo no gritar... – luego llevó sus manos al pantalón del moreno, desabrochándolo con rapidez.
- pero Boo... – cuántas veces han hecho el amor por la tarde con los niños en casa desde que nacieron?... Ninguna... – no deberíamos, pueden despertar, y venir... – pero su novio no escuchaba, y él no estaba precisamente negándose, puesto que ya se encontraba en ropa interior... – y vernos...
- he puesto el seguro... – respondió con una sonrisa, sus ojos llenos de deseo, se sacó sus pantalones. Empujó al moreno en la cama y sin darle tiempo a más, le sacó la ropa interior para meter su miembro en su boca y comenzar a succionar.
El moreno casi grita de placer con esa faceta tan dominante de su novio, normalmente se pone así cuando ya están sumidos en la pasión, pero en ese momento.... en ese momento ya no pudo pensar más, entregado por completo a la sensación de gozo que le recorría cada parte de su cuerpo. Se mordía el puño para que no se oyeran los gritos que intentaban escapar de su garganta, pero cuando supo que eso no sería suficiente, tomó uno de los cojines de la cama y se cubrió el rostro para amortiguarlos.
Se sorprendió cuando sintió un dedo en su entrada, pero su Boo seguía atendiendo su entrepierna, así que no tuvo tiempo de protestar, todavía en ocasiones, pocas, pero presentes, el castaño oscuro le pide ser el activo... y él no puede negarse, porque en realidad lo disfruta mucho.
Después de unos instantes, sintió que su novio le tomaba le abría más las piernas y se colocaba por completo al medio, introduciendo lentamente su erección en su interior. El moreno apretó los puños al punto de dejarse los nudillos blancos, estaba siendo más rápido que en otras ocasiones, y eso dolía un poco. Pero cuando hubo ocupado su interior por completo, se dedicó a besarlo fogosamente, dejándole sentir el fuego que corre por su sangre. Sintiendo su ardiente piel contra su pecho, cuando empezó a embestirlo, fuerte, profundo, con un ritmo salvaje que nunca antes había mostrado.
No era el Jae tiernamente apasionado de siempre... pero no podía negar que le gustaba, que lo estaba disfrutando. No mucho después sintió que su novio se corría en su interior, dejando escuchar un gemido ronco en su oído, mismo gemido que no pudo callar él, cuando el cuerpo se le tensó producto del orgasmo.
....................
- umma... – la pequeña Jade movía a Jae para que despertara.
- qué pasa, princesa... – el castaño oscuro parpadeó somnoliento. Se quedó dormido con sus peques? Que bárbaro, tan cansado estaba?
- umma, no me siento bien... – su pequeña no lucía enferma... pero, se veía, como si estuviera cansada o débil.
- que te duele, amorcito... – el castaño oscuro le tocó la frente, pero no era fiebre, así que esperaba que su hija le dijera lo que sentía.
- umma, dónde está appa?... – Sun Ho también se había despertado ya, y se sintió ligeramente extraño. Algo le hacía sentir triste, pero no sabía qué...
- debe andar por ahí, cariño. Jade, qué te duele princesa... -
- me siento... triste... -
- también yo... – acompañó Bae Jong. Los tres con sus caritas ligeramente pálidas.
- tristes... pero porqué? Estamos todos bien, no ha enfermado nadie... – el castaño oscuro los abrazó fuerte a los tres, sintiendo cómo comenzaban a sollozar de la nada... aparentemente... – hey, mis niños hermosos, qué les pasa... – el mayor se sintió un poco asustado por eso, no entendía porqué sus hijos de pronto habáin despertado con esa sensación y lloraban entre sus brazos.
- vamos con appa, umma, queremos estar todos juntos... -
....................
El moreno tenía los ojos cerrados, recostado sobre la cama respirando con mas normalidad, hace rato que su novio había salido de su interior, pero... dónde se habrá metido que no está recostado sobre su pecho como cada que terminan de hacer el amor? Abrió los ojos mirando por todos lados en la habitación, pero él no estaba. Se levantó, fue al baño a lavarse y cambiarse, cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse.
- Yunho?... – escuchó la voz de su novio, sonriendo todavía satisfecho por la pasada entrega, el moreno salió del baño con el pecho descubierto y descalzo.
- JaeBoo estuviste... – toda palabra quedó a medio camino. Su novio llevaba a Jade en brazos y sus dos pequeñines corrieron a abrazarse a sus piernas mientras lloraban con mucho sentimiento... - qué les pasa, eh?... – se agachó para poder abrazarlos al mismo tiempo. Jae estaba de pie ante ellos, con la pequeña llorando también entre sus brazos.
- appa, no nos vas a dejar nunca, verdad?... – cuestionó entre sollozos Sun Ho.
- pero qué cosa dices, porqué crees que yo querría dejarlos, eh, si son mi vida... -
- amarás a umma siempre?... – preguntó esta vez Jade, sacando su rostro del cuello de su Boo.
- pero por supuesto que sí... – ni Yunho ni Jae entendían de qué iba de pronto todo ese sentimiento, ese temor infundado... – umma y yo nos amamos y nos amaremos para siempre, pequeños. Después de eso, los cinco se acostaron otra vez en la cama, hasta que los trillizos se quedaron dormidos nuevamente en medio de los dos.
- desperté y dijeron que se sentían tristes, pero no entiendo porqué Yunnie... – el castaño oscuro acariciaba tiernamente los cabellos de su hija... – me quedé con ellos un rato, pero no paraban de llorar y me asusté...
- despertaste con ellos?... – preguntó confundido... cómo que despertó con ellos, si acababan de....
- sí, puedes creer que me quedé dormido, creo que estaba mas cansado de lo que esperaba... -
- Boo?
- mh?
- no viniste antes... antes de que despertaran?
- no, porqué... -
- por... por nada... -
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