Ahora que habían llegado a aquel extraño acuerdo la adrenalina se disparaba a través de todo su sistema nervioso, llevándolos a actuar en un extraño juego que los iría acercando cada día más.
Había sido todo un logro no besarse en el trayecto al edificio, no tomarse de las manos apenas bajaron del auto, no hacerse ninguna clase de mimos... toda esa gente alrededor era un gran obstáculo para cualquier cosa... o casi cualquier.
Yunho, Jae y Min no entendían del todo, pero verlos tan unidos como siempre era suficiente para no meterse en su relación, si bien los tenía intrigados ese sutil coqueteo que se brindaban con miradas, sonrisas, roces y palabras durante el ensayo.
- porqué no preguntas de una vez, sé que me seguiste para eso... - le dijo el pelinegro a su líder apenas entraba el moreno al WC, con una sonrisa tranquila, sabía que él y su delfín estaban actuando diferente apenas llegaron esa tarde, después de la sesión de fotos.
- qué pasó entre Junsu y tú, hasta esta mañana parecía que no podían estar bajo el mismo techo, y con ese grito que dio en la mañana llamándote pervertido, y ahora andan como si nada, no entiendo... - comentó de corrido el moreno, con una clara mirada intrigada, se notaba que se había esforzado mucho en tratar de entender y no había logrado dar con algo lógico o que por lo menos lo dejara tranquilo.
- eres muy buen Appa, preocupándote por nosotros... - le dijo dándole unas palmaditas en el hombro... - realmente solo hablamos y quedamos como los buenos amigos que somos, no es que pasa nada en partícular...
- oh, de acuerdo... -aceptó su explicación y la respetó, pero había algo que no le cuadraba, algo le seguía intrigando... pero bueno, él tenía ahora algo más apremiante en qué concentrarse, además, claro está, de sus compromisos profesionales.
Junsu aprovechaba cualquier pretexto para acercarse al pelinegro y hacer que se le erizaran los vellos de pies a cabeza, le hablaba en secreto para contarle cualquier cosa... ah, pero eso no era lo interesante, sino la voz tan cargada de ternura o sensualidad que usaba, la forma en que sus labios llegaban a rozarle el lóbulo y cómo su aliento cálido lo hacía desear cerrar los ojos y disfrutar de sus susurros sin importar lo que dijera, solo tenerlo así de cerca.
- no me digas que es parte de tu estrategia para conquistarlo... - le preguntó el rubio, mientras guardaban sus cosas para volver al departamento, en voz baja para evitar que el ratón o Yunho escucharan, lo cual no iba a pasar de todas formas, porque Min con esa inteligencia que poseé los estaba distrayendo con chistes, que a decir verdad no eran su fuerte, así que más que reírse de ello lo hacían de su poca creatividad para narrarlos y han terminado enfrascados en una discusión infantil, claro los participantes eran Yoochun y Min, Yunho solo se divertía a costa de ellos un rato, antes de poner orden.
- más o menos, es muy notorio?... - respondió el castaño, hechándose el bolso al hombro mientras andaban rumbo a la salida.
- bueno, no; pero es que como estábamos preocupados por cómo partieron en la mañana pues fue inevitable que les pusiéramos tanta atención... -
- oh... entonces trataré de ser más sutil... - concluyó el delfín, mientras se unía a la pelea de sus amigos, uniéndosele naturalmente al ratón, mientras Min buscaba apoyo en su Umma.
- Umma, cómo no me defiendes, soy tu bebé, madre desnaturalizada... - le acusaba, haciendo pucheros de niño enfadado... - y mi Appa es peor, el hasta se ríe también, son unos padres muy crueles, puesto que ni siquiera han formalizado su relación... ¡Oh dios! he nacido fuera del matrimonio, me iré al infierno por su culpa... - de un momento a otro su drama había desplazado la discusión respecto a su incapacidad de relatar chistes. Pero esto era realmente divertido.
- Minnie, compórtate quieres, qué dirá la gente... - trataba de calmarlo Jae, puesto que ya se encontraban en los pasillos y él seguía en su drama.
- oh, ahora te preocupa eso, pero no lo pensaron antes de tenerme, no?... - hizo caso omiso de los llamados de atención de su tierna madre... -
- como no te calles ya te juro que no vuelves a ver tu portatil... - amenazó Yunho, y fue suficiente para que su "hijo" callara sin chistar.
- porqué será que siempre me amenazan con mi portátil, sino fuera porque amo todo lo que contiene, no me importaría... - pensaba el menor, derrotado por el amor a su portátil.
- ay Min, si no fueras adicto a tus videos especiales nadie se metería con tu portátil... - opinó el pelinegro. Min solo encogió los hombros y bajó el rostro acongojado.
Era ya de madrugada, pero el castaño aún no lograba conciliar el sueño, esta vez a diferencia de muchas otras noches en vela, sus motivos eran contrarios, estaban llenos de felicidad y una parte de su mente todavía no podía creerlo... era, como si algo faltara para saber que aquella era su total realidad.
Saló de su cama y se dirigó a la cocina por una vaso de agua, estaba todo en silencio, había tranquilidad en el departamento...
- pues claro, todos duermen... - se dijo con una media sonrisa... - Chunnie...- suspiró el nombre del pelinegro, apoyado en el pretil, pensando en la de cosas que quiere hacer para demostrarle a su ratón cuánto lo ama... - pero ni siquiera nos hemos besado... - llevó sus dedos a sus labios, tocándolos con algo de nostalgia, si lo pensaba realmente tenían pocas oportunidades de estar a solas y él ya no puede esperar más por un beso... - tengo una idea... - se encaminó a la habitación que comparten el rubio y su ratón, entró sigiloso dirigiéndose a la cama del pelinegro. La luz de la luna que se colaba era suficiente para ver la serenidad con la que dormí, su tranquila respiración, su cómoda posición en la cama... - te ves tan guapo cuando duermes... - susurró acariciando la mejilla de Yoochun, que entre sueños sonrío al sentir el tacto de su delfín... - Chunnie ah... Chunnie... - comenzó a llamarlo, hablándole al oído, hasta que los ojos de su amado se abrieron lentamente...
- Su? qué pasa... - le preguntó con voz somnolienta, notando que aún era de noche.
- Shh, ven conmigo... - lo tomó de la mano y se sonrojó cuando el pelinegro entrelazó sus dedos, también se sorprendió de que el pelinegro no preguntara nada y lo siguiera fuera de la habitación, hasta la cocina.
- qué pasa, delfincito, porqué me sacas de la cama a esta hora, eh?... - una sonrisa picara apareció en sus labios, y eso hizo que Junsu se sonrojara aún más.
- me puedes alcanzar el cereal, por favor... - respondió con inocencia, señalando el ultimo cajón de la alacena... - es que tengo hambre y no lo alcanzo... - continúo con su tono inocente... -
- soy apenas un par de cms más alto que tú, Su... - replicó algo decepcionado el pelinegro, y él que pensó que su delfin daría inició a su seducción.
- cms vitales... - opinó el castaño, haciendo un puchero infantil. El pelinegro suspiró, cómo negarle algo a su pequeño delfín. Se estiró apenas un poco, ladeando ligeramente su cuerpo para alcanzar la bendita caja de cereal. Cuando regresó a su postura sintió las manos del castaño colarse por su cintura mientras lo abrazaba y sus labios se rozaban... - me debes algo... - susurró contra sus labios, corrientazo eléctrico viajó por la espina dorsal de ambos.
- delfin travieso... - unieron sus labios en apenas caricias timidas, ese era después de todo el primer beso para ambos, con otro hombre, y aun cuando saben perfectamente lo que sienten no deja de ser extraño al principio, por lo menos hasta que solo el sentimiento domina toda acción, y es que esas caricias mutaron a un beso tierno, donde sus bocas se acoplaban a la perfección y sus cuerpos se aferraban más mientras la pasión comenzaba a tomar parte del juego. Su entreabrió sus labios dando permiso a la lengua de Chun para entrar en su boca, al principio eran furtivas las embestidas que la lengua del pelinegro le daba a la suya. La respiración de ambos descontrolándose, haciéndose más acelerada y más fuerte, algunos gemidos comenzaron a sonar en la cocina cuando ya era una lucha por ver quién dominaba ese apasionado beso de amor. Y sus manos, milagrosamente quietas hasta el momento comenzaron a participar de aquella muestra de afecto, deslizándose traviesas por la espalda del otro, la temperatura comenzando a ascender peligrosamente...
- no tan rápido, ratón pervertido... - el castaño se separó, apenas controlando el deseo que él mismo tenía de seguir hasta el fin, pero quería hacerlo lento, llevarlo hasta el límite, lograr que lo deseé no solo por pasión, sino por una entrega total de amor. Y dicho sea de paso, mostrarle su capacidad de seducirlo en algo más que toqueteos calenturientos.
- piensas dejarme así... - su voz entrecortada y notablemente excitada fue de total agrado para el castaño, apbeso yn beso y unas cuantas caricias y ya lo tenía en ese estado. Aunque él mismo estaba por las mismas condiciones, había que ser masoquista para quedarse así, pero hombre que el muchacho es terco y quiere seguir jugando.
- yo solo dije que me debías algo, y era un beso... - dedicándole una dulce sonrisa, el castaño tomó la caja de cereal y lo colocó donde estaba, contrariando aún más al pelinegro, que lentamente recuperaba la normalidad de su respiración y bajaba la emoción de su entrepierna.
- no era que tenías hambre... - cuestionó enarcando una ceja y cruzándose de brazos... -
- yo solo quise molestarte antes de darte tu premio... - se mordió el labio inferior, todavía estaba ahí el sabor de los labios de Chun... - estás molesto?... -
- claro que no, delfincillo, me encanta que hagas estas cosas, que me sorprendas así... si voy a obtener un beso tuyo cada que me despiertes en la madrugada para nada, moléstame las veces que quieras... - sonriéndo coquetamente, le dio un beso rápido en los labios a su delfin.
- ya verás como va aumentando el valor de tus premios... - le dio un fogoso beso al que apenas si pudo reaccionar el pelinegro cuando éste ya se había separado y caminaba de regreso a su habitación... - Buenas noches, Chunnie, ahora ya tienes motivos reales para soñar conmigo... - guiñándole un ojo y moviéndose seductoramente fuera de la cocina, el castaño se despidió.
- delfín del demonio, que sexy eres... - pensaba mientras lo seguía con la mirada, deleitándose con esos movimientos que solo el castaño era capaz de hacer, nadie mueve las caderas como él, siendo varonil y sexy al mismo tiempo, y definitivamente, nadie tiene ese trasero que qué ganas tiene de aprisionar con sus manos.
....
Una semana después y los juegos nocturnos entre el delfin y el ratón seguían, como podía ser que el delfin lo llevara a la cocina por algo innecesario pero que le servía de pretexto, o simplemente lo sentaba en el sofá para luego posarse a horcajadas sobre él y besarlo unos minutos en medio de la oscuridad, siempre rogando porque alguien no se fuera a levantar al baño o algo. Era estúpido hacer aquello, pero era divertido al mismo tiempo, la adrenalina hacía que sus besos fueran mas apasionados, aunque aun no pasaran de eso y algunas caricias, porque siempre que Yoochun planeaba llegar a más y bajaba su mano en busca del trasero de su "amigo", este le tomaba las manos, le negaba con una sonrisa, le daba un último beso lleno de ternura y le daba las buenas noches.
Durante el día la historia era más reservada pero no menos efectiva, Junsu se le acercaba durante los ensayos, lo tomaba de las manos, le hablaba al oído, le cantaba y hasta bailaba para él, siempre procurando no ser obvio para que los demás no lo notaran. Aunque claro, sus amigos seguían sospechando que ahí había algo raro, pero a su vez tenían cosas más importantes de que ocuparse. En casa se reían juntos, bromeaban de todo, se dormían en ocasiones en el sofá o en la cama, dando una vista realmente tierna con Su sobre el pecho del pelinegro, o Yoochun sobre las piernas del castaño recibiendo piojito según fuera el caso.
Pero a Xiah se le había pasado un pequeño detalle que ahora lo tenía algo intranquilo...
- Umma, puedo hablar contigo... - Jae respingó cuando lo llamó así, todavía le daba algo de extrañeza que se hubieran acostumbrado tan rápido a decirle mamá.
- Min es muy mala influencia... -pensó, mientras enjuagaba los últimos trastes de la comida... - claro Junsu, qué pasa... - tomó la franela y secó sus manos en tanto dedicaba toda su atención al middle (n/a hijo mediano).
- esto, es que... - inhaló-exhaló profundamente... - verás, Chunnie y yo... - le relató a grandes rasgos ese juego en el que se sumergieron desde hace días, el rubio se sorprendió cada tanto con alguna nueva cosa que le decía el castaño, no que le estuviera dando detalles, sino simplemente de que todo eso ocurriera en sus propias narices y ni enterado... pensaba el rubio. tratando de seguirle al tiempo el hilo al delfín... - pero, el punto es, yo también quiero dar el siguiente paso con él, pero... y eso es algo que no me pasó por la cabeza antes sino hasta ahora, dígamos que estoy chapado a la antigua, y no quiero entregarle mi tesoro tan bien guardado hasta ahora sin antes ser su novio... - explicó, haciendo uso de gestos que, según Jae, eran un tanto exagerados, además de que estaba un poco errado en algo ahí...
- Junsu, primero, creo que estás haciendo una tormenta en un vaso de agua, tan fácil como declarártele y ya, y segundo, si estás chapado a la antigua en dado caso no le entregarías nada de tesoro hasta que estuvieran casados, agrégale que si estuvieras educado de tal forma no estarías con un chico... - para Jae estaba más que solucionado el problema de su middle.
- vale, tal vez exageré un poco, pero realmente no quiero estar con él sin relación formal de por medio, porque si no me sentiría como una aventura o algo así...
- pero si te adora... - debatió convencido el rubio.
- sí, lo sé, pero... si tanto me adora entonces porqué no me lo ha pedido... - siguió en su drama el castaño, haciendo pucheros como si de un dulce que se le niega a un niño se tratara.
- Junsu... - paciencia desbordando en las palabras y la tranquilidad con que Jae se dirigirá a su crío... - me parece que el asunto es que tal vez tu ratón lo esté dando por sentado.
- tú crees, Umma... - sus ojitos ya estaban aguándose de auténtico sentimiento... - entonces no es porque no me ame, verdad... -
- que no Junsu, eso a pesar de lo discretos que han sido se le nota en la mirada...
- pero entonces... -
- ya te dije, decláratele tú y asunto arreglado... - para el rubio era más que sencillo, es decir, ambos son chicos, qué importancia tiene cuál de los dos sea el que hace la valiosa pregunta.
- lo sé, pero... no podría explicar porqué, pero yo siempre he soñado con que me lo pida, es absurdo lo sé, pero es lo que yo deseo... y claro está no voy a decirle eso no sería nada romántico... -
- siendo así, en estos momentos no se me ocurre nada para ayudarte Junsu... - sinceró apenado el rubio...
- neh, Umma, con que me escuches es más que suficiente para mí... - se sonrieron mutuamente. Entonces...
- Umma, me quedó un huequito... - apareció Min en el umbral de la cocina, señalándose el estómago para referir sus palabras... -
- serás glotón Minnie, acabamos de comer... - lo molestó el castaño.
- componer gasta mucha energía "delfín excepción a la regla"... - se defendió el menor, lanzando miradas retadoras a su "hermano" (imaginenese esos rayos de pelea que aparecen en el anime entre dos personajes que se están viendo)
- cómo me llamaste, barril sin fondo... - empezaron a discutir, lanzándose un interesante repertorio de insultos que no tenían intención real de ofender al otro, sino simplemente de jugar como dos niños pequeños...
- porqué tanto alboroto... - preguntó Yunho, entrando a la cocina, atraído por el ruido que habían montado y había alcanzada su sala de musica.
- tus críos jugando... - respondió tranquilamente Jae, sin darse cuenta de lo que acababa de decir, logrando que todos callaran de sopetón.
- cómo dijiste... - preguntó el ratón, que había llegado junto con el moreno, con notoria impresión en su rostro, igual que en el de los demás.
- eh? - preguntó confundido Jaejoong.
- has aceptado que somos críos de Yunho... - señaló el castaño.
- ¡por fin! - gritó Minnie, logrando que todos saltaran en su lugar del susto.
- Min, quieres matarme de un ataque al corazón... - le espetó el castaño, dándole un golpe no tan amistoso en el hombro.
- aunch, oye, eso dolió... - se quejó el menor, sobándose la zona afectada. Jae solo había atinado a sonrojarse.
- dije que eran sus críos, oh, por todos los cielos... eso significa que yo mismo lo he aceptado como el Appa de mis críos... - pensaba el rubio, con la vista fija en ningún punto en especifico, aunque ante él solo se encontraba Yunho, también sonrojado y con el corazón latiéndole violentamente en el pecho.... - eso significa que inconscientemente le estoy aceptando como el padre de mis hijos, o sea, mi esposo... - su mente trabajaba a hipervelocidad.
- bueno... - habló el moreno, tratando de espavilar todo pensamiento de su mente... - vamos a continuar con lo que dejamos pendiente... - se refirió a Micky y Min...
- vale, vamos... - el pelinegro emprendió el regreso a la sala de música, no sin antes dirigirle una sonrisa tierna a su delfín, que este correspondió más que encantado.
- ok, nada más que mi Umma me de algo para recuperar energía, de preferencia algo que contenga chocolate... - poniendo su mejor cara, esa que hace que el instinto materno de Jae ceda ante cualquier petición de su crío.
- bueno, bueno, ya, con tal de que no se les vaya la inspiración... - dejando de lado las reflexiones que tenía, el rubio le dio un flan con cubierta de chocolate y caramelo que había preparado. En cuanto el menor y el moreno salieron de la cocina, algo hizo clik en la mente de Jae... - ¡Minnie!... - el castaño saltó en su lugar, un segundo susto para él... -
- se acaba de ir, Umma... -
- no, digo, ya lo sé, pero no le estaba hablando a él... Min es tu solución Junsu... - el castaño puso cara de ... - ya te explico...
Dos días después...
- ¡ah, bendito día de descanso! - tirándose en el sofá, el pelinegro cerró sus ojos mientras se acomodaba mejor estirándose cuan largo es.
- Yunho y yo vamos a ir a tomar algo de aire fresco, no quieren venir... - ofreció el rubio.
- no, gracias, quiero dormir un rato... - negó Micky.
- yo me quedo a hacerle compañía... - Junsu se coló en el sofá con su ratón, para que éste descansara su cabeza en sus piernas, como ya es costumbre en ellos.
- voy a ir al centro comercial a comprar algunas cosas para mi portátil... - fue la justificación del menor.
- bueno, nos vemos más tarde entonces... - el moreno sonrío, esa podría ser su oportunidad de oro. A solas con Jae en un bonito parque en donde la gente realmente casi no se aparecía.
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