Era increíble la tortura que podía significar el simple sonido de su móvil sonando una y otra vez, hace minutos que ni se molestaba en atenderlo, sabía perfectamente cuál era el número que parpadeaba en la resplandeciente pantalla de ese molesto objeto tirado a su lado, en su alfombrado piso.
Cómo había llegado a eso? Francamente no tenía deseos de recordar, porque era una sensación acuciante que lo asfixiaba. Cómo podía el amor doler tanto? Era la tercer copa de vino que tomaba, y seguía sintiéndose vacío, necesitado de un cariño que solo se le había prometido.
Si tan solo pudiera encontrar a alguien que lo hiciera sentir completamente especial y único, que no hubiera estado celosamente sobre él todo el tiempo, lastimándolo con desconfianzas, tratando de aliviarlo todo con palabras de amor, con promesas rotas y un amor enfermizo que lo consumía lentamente.
Quisiera… ah, quisiera a alguien que con solo una mirada le transmitiera tantas emociones que el mundo bajo sus pies temblara… una mirada como la que los ojos de ese chico que se topó en el estacionamiento le dirigiera. Porque, ¡Dios! En verdad se sintió atraído por ese joven de tez morena, le hizo sentir lo que hace tiempo había incluso olvidado, la vergüenza, la timidez, las ganas de acercarse y saber por lo menos su nombre. Jaejoong continuó recostado sobre su alfombrado piso, con la copa de vino junto a su cabeza, el teléfono de línea descolgado no muy lejos de su cuerpo, y el molesto móvil sonando cada tanto sin parar.
……………………….
Había sido una buena idea mudarse de departamento? Definitivamente sí, había valido la pena solo por haber visto a ese chico de hermoso rostro en el estacionamiento. Estaba seguro de que lo volvería a ver, porque supo que ese joven de cabello oscuro también vivía en ese edificio, y ¡cielos! Le gustaría tanto saber en qué piso se encuentra, cuál es su departamento, y poder conocerle.
Lo admite, está alucinando con ideas demasiado perfectas para llegar a realizarlas. Metido en la tina de baño de su nuevo departamento, Yunho respiraba el cálido ambiente que el agua tibia dejaba dentro de esas cuatro paredes, imaginando sin recato alguno los suaves labios de aquel chico viajando por su desnudo y sensible cuerpo.
Cómo era posible que lo deseara tanto si acababa de conocerlo? Si recién había abandonado el departamento que compartiera con su expareja? Ese que llama insistentemente y le manda mensajes… llamadas y mensajes que no se molesta en contestar, fingiendo simplemente que se trata de un número equivocado.
- Boo… - a falta de un nombre, a la mente le vino ese mote con el cual llamarlo en sus mas candentes fantasías.
…………………….
- no tienes porqué soñarme si me tienes aquí… - una suave, pero varonil voz, le llenó los oídos con su melodioso tono cautivador. Yunho abrió los ojos con lentitud, esperando encontrarse con su vacío baño y despertar de su fantasía; sin embargo, ahí, parado a lado de su tina, estaba aquel chico que no había podido sacarse de la mente desde hace algunas horas.
- tú?... – atinó a preguntar, visiblemente consternado por la presencia de ese chico en su departamento, en su baño!!
- sí, yo… - respondió con un tono sensual que hizo que la piel se le erizara al moreno.
Jae le sonrió de medio lado, se quitó los zapatos en tanto se sacaba la polera de manga larga por sobre la cabeza, desordenando su lacio cabello, dejando al descubierto su perfecto pecho, sus bien trabajados pectorales. El moreno se había quedado prendado de sus seductores movimientos para desnudarse ante sus ojos, y aunque a él le hubiera encantado que fueran sus manos las que despojaran cada prenda de ese hermoso cuerpo, la iniciativa por parte del otro era un gesto irresistiblemente erótico que había despertado su libido y su morbo.
El chico de cabello oscuro se deshizo lentamente del cinto, sacándolo pausadamente de las pretinas de su pantalón, luego simplemente lo dejó caer al piso con un ensordecedor sonido provocado por la hebilla, pero que no los distrajo de su objetivo, admirarse mutuamente. Sus manos se deslizaron tocando su propio pecho, pellizcando suavemente sus pezones, Yunho gimió de solo escucharlo a él y ver el gozo marcándose lentamente en su rostro, pasó por sus pectorales, haciendo un círculo alrededor de su ombligo, para finalmente llegar a los jeans y desabotonarlo tan lentamente que a Yunho se le pusieron blancos los nudillos pues sus manos estaban afianzadas a los bordes de la tina, conteniendo el deseo de salir y terminar la actividad que tan sugestivamente su Boo realiza, mientras se muerde el labio inferior y le dedica una sonrisa lasciva.
Los jeans fueron bajando lentamente desde sus caderas, dejando poco a poco a descubierto la piel de sus piernas, hasta que por fin quedaron olvidados en el suelo. Yunho se estremeció todito cuando Jae entró a la tina, quedando casi encima de él.
- te quedarás solo mirando, o harás tus fantasías realidad?... – le dijo con una seductora sonrisa, acercándose mas a su rostro, lamiéndose los labios, invitándolo a probar.
El moreno no dijo nada, le devolvió una sensual sonrisa antes de apoderarse apasionadamente de sus labios, introduciendo su lengua con lujuria en la boca del otro, enredándose con su igual en una batalla sin cuartel, sintiendo el fuego de la pasión avivar bajo la piel.
Las manos de Yunho tomaron caminos diferentes, una se fue directo a la nuca de Jae para mantenerlo cerca mientras profundizan mas y mas sus besos; en tanto que la otra acariciaba toda piel a su alcance, bajando por su espalda hasta su trasero, del que presionó arrancándole un gemido que se perdió en el beso compartido. Pero la molesta ropa interior estorbaba para sentir el tacto de esa parte de su anatomía. Así que llevó su otra mano ahí y tiró del boxer hacia abajo, obligando a Jae a cambiar posiciones, dejándolo bajo su cuerpo, el agua ondeando alrededor de sus cuerpos, deshaciéndose de ese modo de la molesta prenda que lo separaba de sentir la completa desnudez de un excitado Boo que comenzó a gemir más descontroladamente cuando no solo sus labios fueron invadidos por la boca de Yunho, sino que también su erección era ahora presa de unas manos inquietas que masajeaban de arriba a abajo toda su extensión, su ardiente piel quemaba mas cada que hacía contacto con el cuerpo del moreno; ambos gimiendo mas ronco, interrumpiendo sus fogozos besos cuando mas rápido el oxigeno les faltaba debido a la alterada respiración producto del nivel de excitación alcanzado. Pareciera que el calor de sus cuerpos levantaban mas vapor del que la propia ducha en sí, empañando el espejo del lavabo, perlando de finas gotas el azulejo.
- mmhhh, ahh, sí… así, Boo… - gimió Yunho al sentir las delicadas manos de Jae acariciando su entrepierna, palpitante trozo de carne que crecía deseoso de ocupar el interior de tan delicioso ser… - aahhh, espera… mmhhh, no quiero… ahh, terminar aún…
- hazlo rápido, o terminaré por correrme de solo saberte así de excitado… - mirada lujuriosa, mejillas sonrojadas, labios rojos e hinchados por sus candentes besos, sus piernas colocándose a los costados del cuerpo del moreno.
- eres tan arrebatadoramente sexy… - una de sus manos se perdió en las profundidades de la tina, deteniéndose en su preciado objetivo, uno de sus dedos se introdujo suavemente en la entrada de Jae, quien se arqueó lanzando un gemido de incomodidad.
Yunho aprovechó para besar su cuello y distraerlo del inevitable dolor de la preparación, antes de que su erección ocupe su estrecho pasaje. Lo escuchó gemir con una mezcla de excitación y molestia, acentuados por sus manos moviéndose inquietas por toda su espalda, bajando a su trasero en donde presionaba mientras se deleitaba con las lamidas que en sus tetillas eran dejadas. Unos momentos después, el moreno agregó un segundo dedo, Jae abrió los ojos lanzando un nuevo quejido, pero luego su mirada quedó enmarcada por el deseo y el placer que comenzaba a sentir. El sonido del agua moviéndose al compás de sus movimientos, fundiéndose con el de sus gemidos, murmullos, palabras sueltas y la cada vez mas agitada respiración.
El moreno llevó su erecto miembro a la entrada de Jae, empujando suave pero firmemente sus caderas, el pelioscuro apoyó sus manos en los hombros de Yunho…
- aahhh, así… mmhhh, dámelo todo… - el gozo delineado en su expresión…
- Boo, mmhhh, eres… tan deliciosamente estrecho…
……………………….
El maldito sonido de su móvil viniendo desde la sala lo sacó abruptamente de su fantasía, esa que en verdad había estado sintiendo tan real, que tuvo que atender su dolorosamente excitada erección antes de salir de la ducha; ignorando una vez mas, la melodía de su teléfono. se paseó por su departamento con una toalla alrededor de su cintura y otra mas pequeña alrededor de su cuello, no dejaba de pensar en su Boo… ok, no es SU, pero como si lo fuera, porque no hace mas que ocupar cada pensamiento en su enredada mente.
………………………..
De verdad, si dejara de fastidiarlo llamando insistentemente, él hasta sería capaz de agradecérselo, no que haya muchas cosas que agradecerle después de todo el daño que le hizo a pesar de decir y jurar lo mucho que lo amaba.
Su móvil comenzó a sonar nuevamente, cuántas veces van ya en la última hora? 10, 15, realmente no le importa… porqué simplemente no lo apaga? Tal vez porque un recóndito sentimiento de cariño quiere hacer de cuenta que es una forma de aun ser importante para él. Como fuera, toda reflexión quedó truncada cuando alguien llamó a su puerta, se levantó del piso con algo de pereza, en un estado así lo que menos quiere es tener visitas, y claro, no es su ex porque es lo suficientemente cobarde para buscarle personalmente, siempre todo por teléfono. Ojalá en verdad fuera un número equivocado, pero a pesar de todo, cada llamada, sigue viniendo de él.
Abrió la puerta con los pensamientos hilvanando en su mente, y casi le da algo cuando vio parado ahí a un atractivo joven que reconoció de inmediato… el chico del estacionamiento, vestido con un pantalón negro y una chaqueta color hueso que ni siquiera cubría su pecho, es que, no podía haberse puesto una camisa debajo? Qué le pasa? Que quiere provocarlo tan injustamente.
- hola, me llamo Yunho, soy nuevo en el edificio… - extendió su mano hacia un pasmado Jae que no entendía del todo que hacía ese atractivo chico en su puerta…
- hola… - atinó a corresponder, estrechando su mano en la del moreno, sintiendo una corriente eléctrica que encendió algo en su interior…
- te llamas?... – el moreno dirigió sin querer su mirada al interior del departamento, porque el insistente sonido de un teléfono llamaba su atención, cualquier parecido con su realidad era mera coincidencia.
- ah, perdón… - aclaró nerviosamente la garganta… - me llamo Jaejoong, pero puedes llamarme simplemente Jae… - sonrisa.
- JaeBoo… - murmuró el moreno, mas para sí mismo que para el chico que tantas cosas le había generado en apenas horas antes de conocerle en persona, así como ahora.
- eh… quieres pasar?... – muy bien, porqué lo invita a su departamento, o sea, qué podrá pensar Yunho, que es fácil o algo así? No, claro que no, porque, ni siquiera es como si lo estuviera desnudando con la mirada, cierto?
- gracias… - ni tardo ni perezoso, el moreno se adentró en el pulcro departamento de su JaeBoo… pensó, SU? Por dios, ese chico si que se le metió hasta bajo la piel.
- y, cuándo te mudaste?...
- esta mañana, tú tienes mucho viviendo aquí?...
- más o menos… - se sentó en el sofá, a su lado, el moreno; sus miradas no paraban de buscarse y prendarse la una a la otra cual magneto al imán. El sonido de su móvil interrumpiendo otra vez.
- no contestarás?... – cuestionó el moreno, reparando recién en las cosas en la alfombra, el teléfono descolgado, la copa de vino a medio vaciar, y el móvil parpadeando con una llamada entrante que pronto calló nuevamente, la segunda vez desde que llegó, y eso que no hace ni cinco minutos.
- número equivocado… - respondió el pelioscuro, en su mirada un ligero destello de tristeza.
Se quedaron sin nada que decir, porque si en verdad dijeran lo que está en sus pensamientos, uf, ardería el mismo infierno ahí dentro, y no por la maldad, sino por la temperatura de sus pecaminosas ideas. A Yunho le parecía sumamente más sexy en persona que en sus fantasías, se le veía tan bien ese pantalón oscuro y esa polera de franjas horizontales con cuello V que le deja admirar parte de su blanca piel, esa que quiere realmente tocar. Jae no sacaba su vista del desnudo pecho del moreno, es que en verdad, lo estaba provocando de mala manera, cómo alguien va a algún lugar vestido de esa manera?
Y sin querer, las palabras eran más que innecesarias, porque era como si el destino se hubiera planeado reunirlos de esa manera. Con un móvil sonando sin parar mientras ellos se entregan en una necesitada muestra de pasión.
Yunho había acortado la distancia, siendo bien recibido por Jae en un beso ardiente y casi furioso, sus labios se movían en un desenfreno de lujuria mientras sus lenguas se encontraban una y otra vez enredándose en un sonido húmedo que ocupaba todo el silencio de la estancia, ese que solo era cortado cada tanto por el tono del móvil.
Jae obligó al moreno a recostarse en el sofá, devorando insaciable su cuello, bajando por su pecho, mordiendo su manzana de adán, arrancándole gemidos que inspiraban mas su libido y su creciente deseo de unirse a su cuerpo. Sus manos viajaron por el desnudo torso de Yunho, acariciando ferviente su piel, deslizando la chaqueta que poco había limitado su imaginación, el moreno se levantó un poco para ayudarle al pelioscuro a deshacerse de ella; sí, esto era mucho mejor que su fantasía, el calor de su cuerpo no podía reproducirse en sus pensamientos, solo podía sentirse así, cuerpo a cuerpo, piel a piel. Sus manos le sacaron la playera por sobre la cabeza, desordenándole él mismo el cabello, que igual caía lacio sobre su frente. Jadeando por el inesperado chupete que el moreno comenzó a marcar en su cuello, Jae se dejó hacer en tanto sus manos bajaban al pantalón y comenzaba a desabrocharlo.
Los gemidos se incrementaron cuando ambos se frotaban inconscientemente uno contra otro en busca de un contacto más íntimo y ardiente, y si tan solo estuvieran menos acelerados y recordasen que estaban sobre un sofá, tal vez no habrían ido a parar al suelo, no que les importara del todo, excepto un poa de vque la copa de vino se derramó en la alfombra (ya después se ocuparían de eso, que no es importante ahora). Igual, Yunho seguía bajo el cuerpo de Jae, siendo éste quien llevara hasta el momento el control de la situación, puesto que ya le había sacado el calzado y se deshacía ahora de sus pantalones con todo y ropa interior. Saberse desnudo no solía pasarle, normalmente era él quien desnudaba primero, pero, ese divino ser era más candente de lo que siquiera pudo pensar.
Yunho no quiso ser menos y liberó al pelioscuro de la ropa que quedaba en su cuerpo, sintiendo toda la sangre agolparse en su entrepierna que antes había estado medio despierta pero que ahora punzaba ansiosa de atención, se arrodillaron uno frente a otro, sus manos acariciando y masajeando la erección del otro, caliente piel que se endurecía al límite. Entonces el moreno supo que no podrían esperar más, y quería correrse en el interior de su amante, lo recostó, sin darse cuenta que la espalda de Jae había quedado sobre la parte humedecida por el vino en la alfombra, y aunque él respingó al principio por lo frío que contrastó con su ardiente piel, pronto se olvidó porque Yunho bajó con sus besos por su pecho, deleitándose al lamer toda su piel, chupando aquí y allá, no pudiendo evitar detenerse en su miembro, metiéndolo en su boca, succionándolo despacio, pasando su lengua por toda la extensión.
- aahhh, Yunho… mmhhh, no quiero correrme sin ti… -
- sabes delicioso, sabías… - le dedicó una última mirada a ese erecto manjar y bajó con su boca hasta su entrada, lamió un poco ahí, mientras una de sus manos se encontraba en la boca de Jae, sus dedos ya humedecidos sustituyeron su lengua, dilatando uno a uno ese pasaje. Volvió arriba, a disfrutar del delirante sabor de los labios del pelioscuro.
Jae se comenzó a retorcer de puro placer cuando su entrada se hubo acostumbrado a los dedos que entraban y salían en un perfecto ritmo que Yunho había impuesto. Sabía que estaba listo, así que sus manos tomaron las piernas de Jae, colocándolas alrededor de sus caderas, su erección quedó lista en la entrada del pelioscuro, le miró como pidiendo un último permiso de introducirse en él, mismo que le llegó cuando el propio Jae empujó sus caderas hacia él.
- mmhhh… - gimieron ambos, las piernas de Jae se aferraron a las caderas de Yunho, los dos cerraron unos instantes los ojos, el tiempo que tardaron en estar completamente unidos… - estás bien?... –
- sí, continúa, por favor… - el moreno comenzó a embestirlo con suavidad.
Cuando el sudor se perló en los desnudos cuerpos de ambos chicos, el aroma del vino impregnado a la espalda de Jae se mezcló y se convirtió en una especie de afrodisíaco que mas los instó a entregarse sin reservas. El pelioscuro buscaba insistentemente los labios del moreno para besarlo, porque sus besos lo hacían sentir especial, porque lo besaba con algo mas que solo lujuria, y cuando las embestidas se hicieron mas profundas y rápidas, Jae no pudo mas que gritar de placer, sonriendo cuando escuchó en la excitada voz de su amante su nombre mencionado con un cariño que no experimentó antes con su expareja. Y se aferró a Yunho en busca de más sensaciones, gimiendo en su oído, lamiéndole el lóbulo, mordiéndoselo cuando mas profundo en su interior llegaba.
El moreno lo separó un poco para poder tomar su erección y masturbarlo al ritmo de sus estocadas, esperando llegar juntos al orgasmo, veía satisfecho el rostro lleno de gozo de Jae, la agitada respiración marcada en el subir y bajar intermitente de su pecho, sintiendo sus caderas danzar con las suyas en un compás único que lo estaba arrastrando al mejor de los orgasmos que nunca pudo haber experimentado. No tardaron mucho para correrse, su esencia inundando la estrecha cavidad del pelioscuro; Jae, en la mano del moreno y parte de su torso.
Yunho salió de su interior despacio, su cuerpo aun disfrutando de los espasmos del orgasmo, extrañando ya el calor de su interior. Se recostó sobre Jae, quien le recibió con una sonrisa de inmenso placer, acariciando suavemente el cabello de alguien a quien acababa de ver por vez primera apenas horas atrás, ese chico que conoció personalmente hace no más de una hora, a quien se entregó sin reservas, pero que hacía que su mundo se sintiera menos frío y desolado. Yunho pensaba que JaeBoo había sido mucho mas que una fantasía, mucho mas que una necesidad de placer, era alguien que estaba destinado para su corazón, ahora que ha quedado libre de toda traición pasada.
- no contestarás tu móvil?... – volvió a preguntar Yunho, puesto que el objeto estaba justo a lado de su cabeza.
- no… - después de un rato de ambos estar simplemente abrazados, desnudos en el alfombrado piso, se pusieron de pie, se limpiaron un poco, y se cambiaron. Jae le ofreció una copa de vino a Yunho, mientras se dedicaban a charlar y buscar conocerse un poco más. Pero media hora después, el móvil olvidado en el suelo volvió a interrumpir, Jae lo tomó, miró cansinamente el número en la pantalla, y terminó por dejarlo caer dentro de su copa de vino… - siempre será un número equivocado.
FIN
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